sábado, septiembre 20, 2008

Escualo en latencia


La feroz templanza del tiburón
se mece en un alfiler de agua virulenta
que redobla el esfuerzo del redil en la ola.
Algazaras de sal rumian viruta
en el plancton y sus vericuetos.
Algo seduce a las algas,
tal vez el gas licuado
fluyendo de una forma tubular
y que vomita su parsimonia elemental:
un turbio endometrio de consolas
tras el escape del vértigo.
Y si la arena acusa recibo
del áspero deleite de una cepa
con ínfulas de lija,
nadie podría inferir el grado punzante
cuando se borda en un fino humo de puras burbujas.
Exacto es el dios cartílago,
desperezando un caucho impropiamente constelado
a la sombra de un colmillo
La apoteosis
entonces quiere adivinarse cerca,
lejos de ese costado tan apaisado
el pez cobra fuerzas y promete proezas,
pero apenas se diluye
como la cepa de un ascáride
allí,
en el punto filoso,
donde el diente reserva su bulbo nutricio,
el lugar donde toda rima perece
a manos de la onomatopeya
más descarnada y gutural.

La fónica mortaja desmelena a su víctima
como un cirujano siega su cosecha
matambrosa y desorganizada.
El imperio de la caries
conmueve
toda evolución cerebral,
se congela por el efecto hamburguesa.

En la irrisión del salitre
se perpetúa la epifanía
del enjambre atormentado de la ola:
cadenas de gotas cautivas,
panaceas de nervios dormidos
en la crisálida de una trampera;

chispas de plegarias
conservan aún el garbo santiguado
sobre pertrechos que se vician de ménsulas y piraterías.
Nunca es tarde
cuando la deriva satura el micropunto líquido
en la medida absoluta de la roca
que exaspera una humedad revelada en el musgo.

Un hipocampo galopa en el cortejo hídrico,
páginas hidráulicas colman toda la paciencia
y no se observa por el momento
ninguna contraseña de la sangre
ninguna tasación del ansia.
Entonces el escualo mide su embestida
contra el buzo enjaulado del documental
y tintinea un ahogado zumbido metálico
sobre la urbanidad de los corales,
en medio de la tranquera espinal
de un incierto arrecife.

4 comentarios:

menta producciones dijo...

Amigo querido que buen texto! En los orificios de los tiburones hay un sesgo del agua que nunca vimos, abrazos térmicos

Anónimo dijo...

uhhh q bueno q está che!!! imágenes impecables....muy bueno! saludos caprichosos!

Lupus dijo...

pura cepa marquiniana
me gustó mucho che
abrazodelupus

Flor dijo...

Me gustan mucho estas imagenes:

"tiburón
alfiler
viruta
vericuetos


Algo seduce a las algas,
tal vez el gas licuado

parsimonia elemental

Exacto es el dios cartílago

caucho impropiamente constelado

se perpetúa la epifanía

Un hipocampo galopa en el cortejo hídrico,
páginas hidráulicas colman toda la paciencia
y no se observa por el momento
ninguna contraseña de la sangre
ninguna tasación del ansia"


un beso!