miércoles, abril 18, 2007

CINCO EXTRAÑOS HÁBITOS

Mi amiga Angeldreams me ha propuesto dar a conocer cinco extraños hábitos, para seguir una especie de juego en cadena, al que pueden unirse todos los bloggers que así lo deseen desde sus comentarios o si prefieren, posteando en sus espacios.
El equilibrio del disparate acepta la invitación, aquí van algunas rarezas:

1) Fotografiarme mientras duermo: algunos dicen que estoy obsesionado con tomar fotos y tienen razón... no hay descanso. Muchas veces mis dedos y manos se independizan de mi mente y continúan disparando el obturador, pese al reposo.



2) Contar las burbujas de las bebidas gasificadas: una opción alternativa ante el insomnio, si se trata de una bebida espirituosa el resultado es altamente efectivo.



3) Alimentar a los mosquitos con mi sangre: respetar el ecosistema siempre estuvo dentro de mis prioridades y un mosquito haciendo libaciones con mi RH negativo siempre configura un espéctaculo sumamente agradable.



4) Jugar a la ruleta rusa: en determinadas ocasiones un click te puede salvar la vida... Ver más sobre "RULETA RUSA" en mi fotolog psicodélico TRAIGAN A LUCY.



5) Ir al parque de diversiones: solamente para ver girar sin interrupciones al "Gusano Loco" y aspirar la bocanada de infancia que propone su vértigo.

domingo, abril 08, 2007

LA ANSIEDAD DEL AGUA OXIGENADA



¿Habrá alguien que calme
la ansiedad del agua oxigenada?
El trópico esquelético
de todo acontecimiento
se impregna de pasos
en la adyacencia del desmayo.



La elongación del olvido
mitiga sensaciones de vacío
en el repelente de insectos.
Una profundidad abismal

apuñala su vector subliminal
sobre la yema supérstite del maquillaje.




Ansioso rodeo
de la crema de enjuague,
lagrimales dominan el vértigo,
un coto de caza
entreteje cabezas,
se aflojan los empíricos dedos
ante la fascinación del fotograma.




¿Habrá confites antes del veneno?
¿Docilidad después del tornado?
La piel se estira en los mapas,
los anaqueles anfibios
de ciertas pesadillas
la vuelven impenetrable.



Una esquirla
sostiene la química
como trofeo
en el cromosoma plástico
de las cabelleras
que ya no esperan
por ninguna oxidación.