martes, octubre 10, 2006

CAFRUNE ÁCIDO




Mala suerte la nuestra. Habíamos quedado varados en el borde de un camino rural, cerca de San Francisco de Bellocq (partido de Tres Arroyos, Buenos Aires), a las tres de la madrugada. El auto no daba señales de vida y debíamos esperar la llegada de un auxilio, claro que para eso faltaban un par de horas. Así que decidimos internarnos en el campo y encender fuego para tomar unos mates, ya que no teníamos ni una gota de alcohol. Por suerte, sí contábamos con una guitarra para pasar el rato. Nos sentamos bajo un árbol y empezamos una agradable velada campestre. El guitarrero movía los dedos incansables y huidizos. Contundentes rasguidos dibujaban pentagramas que se decoloraban fácilmente en la penumbra. El fuego parecía no consumirse nunca, las maderas aparentaban estar anestesiadas e inmunes a todo calor. El mate pasaba de mano en mano, el humo contrariaba las leyes físicas y se afincaba en los pulmones con la tozudez de una garrapata. Alguien pidió “Off” para los mosquitos pero tampoco había. Así quedamos, estaqueados y flexionados en un estereotipo netamente telúrico. Y allí fue cuando lo vi, apareció en el oscuro cielo, juro que lo vi, aunque nadie hasta el día de hoy quiere creerme. ¿La luz mala, una estrella fugaz, un fuego fatuo? No, era Jorge Cafrune pero algo en su mirada no estaba bien. Tenía los ojos de distintos colores, como David Bowie. Su profusa barba se agitaba como una bandera y tarareaba, una y otra vez el riff del tema “Ziggy Stardust”. Un topo Gigio que parecía recién escapado de una revista Billiken o tal vez Anteojito, apareció fugazmente a su lado y comenzó a tocar una milonga que sonaba extrañamente "chill out". Alguien me pasó otro mate pero ni mis labios ni mi lengua respondían, estaban trabados en una trampera de saliva y balbuceos. Empecé a delirar. Más imágenes se adueñaron de mi cabeza: la tapera y el tapper, las Topper, el popper; el pop convertido en bestia se adueñó de mi garganta, empecé a vomitar y vomitar, hasta perder el sentido…
(...)Han pasado algunas horas y estoy en una cama, lejos del campo. Me explican que debo descansar, que no me agite y yo alcanzo a decirle a la mujer que se me acerca con una jeringuilla en sus manos: “Enfermera, ¿quién mierda le puso chamico al mate?”


CAFRUNE ÁCIDO, otro pastiche de mi grupo experimental PECIS ALOSTIS, en el que se unen las guitarras de Jorge Cafrune y Mick Ronson (guitarrista de Bowie en "Ziggy Stardust")

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4 comentarios:

Anónimo dijo...

esto es como entrar a la galeria nocturna del rock psicodelico rosarino, tengo en mis manos un cd de B sides y extras de sus afamado grupo Pecis Alostis, donde jeugan a la rayuela eterna Cafrune, Evita y Bowie; se que puede sonar extraño, pero casi que intuí desde un primer momento que este tema era una visión campestre alucinógena de vuestras sublimes horas poéticas.
Gracias por la confirmación.
Saludos, el blog cada día mejor!
PREGUNTO:
¿quién mierda le puso chamico al mate?

Anónimo dijo...

Los mosquitos aletearon la danza de la muerte, toparon con el tapper, topper, popper y fueron los que le pusieron chamico al mate, seguro!

Abrazos desde la mosquitera noche!

Marquinho dijo...

Persio y Ártemis, gracias por la visita campo adentro, a las fronteras inalámbricas de la imaginación.
Abrazos, con los ecos de un mp3 dentro del tapper.

Anónimo dijo...

Cafrune revolucionario,
Cafrune cautivo de las ruedas de un auto asesino.
Cafrune folklore y agonía.
Cafrune intacto y ahora interactivo.
Saludos Mario.